Entre chapuzón y chapuzón siempre me gusta estar atento a lo que esta pasando en los mercados financieros, aunque en menor medida. Es muy normal que en los meses veraniegos haya poco que rascar por el simple hecho que no hay gente operando y si no hay volatilidad en loa mercados no tiene gasolina el coche. Sin embargo, llevo unos meses siguiendo la pista de un activo que llama mucho mi atención por su potencial rentabilidad.
Estos días lo he estado siguiendo más de cerca y que he podido comprar a un precio a mi humilde parecer, justo. Podría haber comprado más barato pero también hubiera arriesgado más de lo que me permito. El activo del que os estoy hablando es el motor de toda economía mundial des de hace décadas, nada más y nada menos que el petróleo, el oro negro.
